Casos e intervenciones en terapia de Milton Erickson

Milton Erickson fue un conocido y prestigioso psicoterapeuta e hipnólogo, que se convirtió en todo un referente gracias a su novedosa manera de tratar a sus pacientes de manera totalmente individualizada: primero trataba de comprender cuál era el modo de percibir el mundo, los esquemas mentales y las creencias de la persona, y acto seguido y sin juzgarlas, buscaba a través del relato, el lenguaje no verbal o las sugestiones indirectas que el paciente hiciese por sí mismo una reestructuración que solucionase su problema.  Algunos de los ejemplos de intervenciones de Milton Erickson más conocidos, contados por él o sus discípulos en diversos relatos, son los siguientes:

* El primer caso de intervención terapéutica de Erickson es un caso muy conocido que cita Haley (1997). Una madre acudió a Erickson y le dijo que su hija adolescente se había retirado del mundo y que no podía salir de la casa ni ir a la escuela ni a ningún sitio. Tenía la idea de que sus pies eran demasiado grandes y que no debía mostrarlos en ningún lugar.  Erickson acudió a la casa y observó que los pies de la niña eran de un tamaño normal. Usó la excusa de que su madre no se encontraba bien y que como médico le hacía una visita a domicilio. Examinó a la madre y entonces le pidió a la hija que le ayudase estando detrás de él sosteniendo toallas, o cualquier cosa que pudiese necesitar, hasta que la niña estaba justo detrás de él, y dando un paso hacia atrás la pisó tan fuerte como pudo, hasta que la niña gritó de dolor. Erickson se giró y le dijo agriamente “si tus pies fueran lo suficientemente grandes como para que un hombre pudiera verlos, no te hubiera pisado”. Continuó examinando a la madre mientras la hija parecía pensativa. Más tarde, la madre le llamó a Erickson y le dijo que su hija le había preguntado si podía salir a ver una película y posteriormente salió. Al día siguiente fue al colegio. El problema estaba superado.


*Un segundo caso es el de una joven inhibida que era fóbica a la relación sexual. La hipótesis era que la madre la había asustado con discursos para prevenirla contra el sexo; y siendo todavía niña la madre murió. Erickson hizo regresar a la mujer a su infancia, a un tiempo donde la madre le había dado las advertencias que la habían asustado. Entonces le habló de cómo las madres advierten de tal forma que sólo  cubren partes de un problema y ellas mismas, más tarde, ofrecen una enseñanza más completa cuando saben que sus hijas están lo suficientemente maduras para recibirlas y entenderlas. Cuando Erickson llevó a la joven atrás en el tiempo, cuando su madre le asustaba con aquellas advertencias, primero demostró estar de acuerdo con lo que la madre le había dicho. Entonces, discutió con la joven lo que su madre le hubiese dicho acerca del sexo en el futuro, si hubiese vivido. La hija entonces hubiese sido lo suficientemente madura como para hacer juicios correctos en relación con el sexo y su madre le hubiese hablado de aspectos positivos del mismo. Su desafortunada muerte le impidió a la madre poder completar la educación de su hija. Ahora la joven mujer estaba preparada para aceptar lo que Erickson podía darle: una visión más positiva del sexo que la madre le hubiera dado si la mujer hubiera vivido.

*Otro caso lo narra Erickson así: "En una ocasión, un chico de 12 años vino a verme porque mojaba la cama. Tenía 12 años y medía un metro ochenta, era un chico muy grandote. Sus padres lo acompañaron y me contaron cómo lo habían castigado por mojar la cama: lo obligaban a frotarse la cara con las sábanas mojadas, lo privaban de postres y no lo dejaban ir a jugar con sus amigos. Lo regañaban, lo zurraban, le hacían lavar su ropa de cama, hacerse la cama de noche, y a partir del mediodía no lo dejaban tomar agua. Y durante 12 años Joe se fue a acostar todas las noches y mojó la cama todas las noches de esos 12 años. Hasta que finalmente sus padres me lo trajeron en la primera semana de enero. Le dije: "Joe, ya eres un chico grande. Quiero oírte decir lo que tengas que decir a tus padres". A los padres: "Joe es mi paciente y nadie interferirá con mi paciente. Señora, usted va a lavar su ropa de cama sin regañarlo ni privarlo de nada. No le dirá una palabra acerca de la cama mojada. Señor, usted tampoco lo privará de nada ni lo castigará. Lo tratará como si no mojase la cama, como si fuera un hijo modelo. Le diré a Joe todo lo que tengo que decirle". 
Puse a Joe en trance leve y le dije: "Joe, escúchame. Has mojado la cama durante 12 años, a cualquiera le lleva tiempo aprender a tener la cama seca. En tu caso, está llevando más tiempo de lo habitual. Está bien. Tienes derecho a tomarte tu tiempo para aprender a dejar la cama seca. Estamos en la primera semana de enero. No creo que fuera razonable pedirte que dejaras la cama seca en menos de un mes, y febrero es un mes muy corto. No sé si te parece bien empezar a dejar la cama seca a partir del Día de los Inocentes, en abril". Ahora bien, para un chico de 12 años, entre la primera semana de enero y el día de San Patricio [17 de marzo] o el Día de los Inocentes, en abril, hay un largo, largo tiempo. Así es como lo piensa un niño. Y le dije: "Joe, a nadie le importa si dejas de mojar la cama el día de San Patricio o el Día de los Inocentes. Ni siquiera es cuestión mía. Es un secreto que te pertenece a ti". En junio vino su madre y me dijo: "Joe ha dejado la cama seca ya no sé desde hace cuánto tiempo. Hoy me di cuenta de que su cama estaba seca todas las mañanas desde hace bastante tiempo". No sabía decirme cuándo empezó a dejar la cama seca. Yo tampoco. Tal vez fue el día de San Patricio, tal vez el Día de los Inocentes. Es un secreto que sólo Joe conoce. Sus padres no lo supieron hasta junio."

En una primera lectura, las historias didácticas de Erickson pueden parecer de fácil comprensión, pero en realidad no es así. Cuando los pacientes se comunican en un nivel, el significado de lo que expresan se hallará en otros niveles: el histórico, el simbólico y otros niveles "psicológicos". Es mérito de Erickson haber demostrado que si el paciente puede comunicarse en varios niveles, y que también el terapeuta puede hacerlo. La comunicación terapéutica no debe ser forzosamente clara, concisa y directa; la comunicación focalizada en varios niveles a la vez puede ser una técnica poderosa, y Erickson la utilizaba magistralmente. Lo hacía mediante anécdotas, relatos, lenguaje no verbal, movimientos... a varios niveles, para sugerir una solución a su paciente, en forma directa o indirecta. Las conclusiones extraídas de estas intervenciones ofrecían poco a poco al paciente una perspectiva novedosa o una solución antes pasada por alto.



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