Arquetipos de Víctima y Verdugo en terapia simbólica o de partes: encuentro con la propia Sombra

En la terapia de introspección con símbolos, arquetipos o regresiones, es frecuente que la persona, transite durante muchas sesiones por el papel o rol de víctima: viéndose y sintiéndose agredida, humillada, maltratada... Este tipo de sesiones son muy curativas para la parte herida, ofendida, injustamente tratada. Es muy necesario conocer, escuchar la historia y ayudar a sostener el dolor y las emociones, y trabajar este arquetipo o parte herida: el niño/a herido, la parte humillada, el dolor, la frustración, la culpa...

Este tipo de heridas asociadas al arquetipo o simbolismo de Víctima son comunes al inicio de la terapia simbólica o regresiva. Pero hay un trabajo más desagradable y de mayor calado, que no siempre se da, pero que con frecuencia aparece tras sanar o equilibrar el dolor de la parte agredida: el arquetipo Agresor o Victimario, la Sombra. Ocurre que, tras ayudar a curar aquel dolor del ser agredido/a, el inconsciente deseará, inteligentemente, guiar a la persona a su Sombra y ponerla en el otro lado: ver y sentir a su parte agresora, cruel, o que por cualquier motivo ha hecho daño a otras personas en el pasado. Es más sencillo aceptar, de entrada, que fuimos abandonados, a que hemos dejado a alguien abandonado, por ejemplo. Culturalmente y a nivel ético, es doloroso, pero menos cuestionable, ser agredido que agredir, ser abandonado que abandonar. Y tratamos muchas veces de ocultarnos u olvidar el daño que hemos podido haber hecho. EL inconsciente nos ayudará a recordar y recuperar ese fragmento de nuestra Sombra, para hacer un trabajo completo y sanador de integración.

La mente le muestra pues a la persona, si debe hacer este trabajo, la otra cara de la moneda, su propio Verdugo o Agresor. Hay que tener valentía para hacerlo, es un trabajo que puede chocar de entrada, o resultar molesto, incómodo... pero trae un crecimiento interno inmenso, y de gran calado. Un ejemplo puede ser la persona que constantemente proyecta su propia agresividad  parte tirana en los demás, de manera que no es capaz de verla en sí misma, así que percibe constantemente a los demás como sus agresores, lo que le permite continuar siempre en el rol de Víctima: "todos me atacan, me envidian, el mundo es hostil e injusto y yo no puedo hacer nada más que padecerlo...". En estas ocasiones, el trabajo suele ser aceptar y reconocer nuestra propia parte agresora, parásita o tirana, sacarla de la Sombra a la Luz, e integrarla en nosotros.
Y es como cerrar un círculo, dar una visión completa de todo es arquetipo o simbolismo Víctima - Verdugo. Por ejemplo se puede ver en un simbolismo en que está sintiéndose como un león atacando salvajemente a gacelas, o como un cruel traficante de esclavos en Egipto antiguo, o en un recuerdo real cuando acosó o agredió a un compañero de escuela y le hizo sufrir y sentirse humillado o indefenso. Todo ello son posiciones de poder, abuso y agresión, que obligan a la persona a ver su propia soberbia, situaciones de abuso de poder, control de otros para su propio beneficio o por un miedo... Podrá ver el dolor que causa esa actitud y conducta, recordarse de Víctima y alcanzar una comprensión profundísima de este tipo de dinámicas y juegos de poder, de sus miedos, de las consecuencias de sus actos y palabras en los demás y en sí mismo/a...

La persona puede entonces, al ir transitando esta comprensión, alcanzar un conocimiento muy profundo sobre sí, perdonar y perdonarse, abandonar duros juicios que hacía en el pasado, y conseguir una paz y equilibrio duraderos y reconfortantes sobre este par de opuestos.

Recordemos algo muy importante, que Jung, Freud, y muchos otros nos han transmitido: el trastorno o desequilibrio mental muchas veces surge de la desfragmentación del alma, de la energía. De las artes exiliadas, que no queremos o no sabemos cómo ver, contactar y acoger como parte nuestra. No se trata de ser perfectos (si es que tal perfección existiera), sino de ser completos, sin luchas internas, sin fragmentarnos, sentirnos Uno. 

Entendiendo y asimilando la Sombra, conseguimos entendernos de manera más completa, en nuestra complejidad y paradojas humanas, y esto trae paz, equilibrio y sensación de Unidad a la psique, de manera que podemos dar un paso enorme en nuestro autoconocimiento profundo y en nuestra aceptación como Seres multifacéticos, dirigidos siempre a mejorar, crecer y seguir evolucionando.



Marta Rodríguez Álvarez
C/Círculo de las Artes, 18, Entl. Lugo.
Marta25@gmail.com







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