¿Para qué sirve la rabia? La emoción de ira y su función psicológica

Todas las personas traemos un instinto, una energía de autodefensa y de supervivencia que busca protegernos de ataques y peligros. La sociedad, la familia, la personalidad propia... intentando modularlo para facilitar la convivencia, pueden llegar a bloquear o reprimir ese instinto de manera excesiva, de forma que finalmente permitimos agresiones (verbales, físicas, sociales...), demandas y abusos emocionales sin defendernos. 
Pero ese instinto no puede eliminarse, y es una energía potente. Quedará dentro, como una fiera enjaulada. Y se manifestará con ira contra personas o situaciones que no tienen que ver con quien nos agrede, con depresión (que es en ocasiones una auto-agresión), frustración vital, baja autoestima (la "fiera" nos ataca a nosotros/as, ya que no le permitimos atacar a quienes nos agreden)...

La ira, en principio, es una emoción saludable perfectamente normal y es un aviso muy importante al que debemos prestar atención. Porque puede indicar alguna de estas cosas: que nos están hiriendo, que nuestras necesidades no están satisfechas, que estamos comprometiendo demasiado nuestros propios valores en una relación, que se están pisoteando nuestros derechos, que estamos dando demasiado a expensas de nosotros mismos/as...  La ira también puede ser señal de que otras personas están queriendo hacer tanto por nosotros que ésto está interfiriendo con nuestro propio crecimiento y necesidad de independencia y libertad. O puede avisarnos cuando necesitamos decir "no" para mantener nuestra propia integridad.


¿Cómo entenderla y manejarla?

•Habla con claridad y respeto cuando una situación sea importante para ti, exprésese con educación pero con firmeza frente a situaciones que te harían sentir infeliz y resentido si permaneces callado/a.

•Descubre, investiga la causa real de tu cólera. Pregúntate cuál es el problema real, qué parte de la situación es la que te está haciendo encolerizar, lo que crees y piensas, lo que quieres lograr o cambiar, quién es responsable de qué, qué estarías dispuesto a hacer y a no hacer. "Estas preguntas pueden parecer simples, pero es sorprendente la frecuencia con la que marchamos hacia la batalla sin saber de qué se trata la guerra".

•Se específico/a. Las peticiones vagas tales como "Necesito que te preocupes más por mí" no son muy útiles, a menos que se den ejemplos acerca de lo que se quiere decir. ("Sólo necesito que me escuches unos minutos sin más, no estoy buscando que me des consejos".)

•Acepta las diferencias de opiniones. No pelees por saber quién tiene la verdad absoluta; ambos pueden acordar que se puede estar en desacuerdo... y tú no tienes que ganar todas las discusiones. Si alguien minimiza tus sentimientos, se aconseja que digas algo así como, "bien, te puede parecer loco, pero eso es lo que siento y está bien para mí".

•Date cuenta que cada persona es responsable de su propio comportamiento. Si estás enojada/o con un hijo o con tus parientes políticos... no lances maldiciones a tu cónyuge: depende de ti encontrar la manera de manejar la verdadera situación que te está dañando.


Ayuda mucho reconocer y agradecer a esa parte protectora su labor, y dejarle realizarla de una manera apropiada para nosotros/as y para nuestro entorno, permitirle hacer su función sin culpas ni miedos. Se pueden poner límites y autoprotegerse con creatividad, incluso con cortesía o con sentido del humor, no es necesario agredir ni ser hostil. A las personas que tienen autoridad personal, o seguridad plena en los límites que defienden, les basta con una mirada, unas pocas palabras o un gesto para marcar el límite y proteger su integridad. 

Si tratas de comprenderla, la respetas, te llevas bien con ella y consigues controlarla de manera racional, se convierte en una aliada magnífica que descansa tranquila cuando no necesita actuar (en lugar de desatarse impulsivamente ante amenazas que no son reales), y que surge para defenderte cuando realmente necesitas decir no, poner una barrera, o protegerte a cualquier nivel. Esa es su función natural.







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