Resistencias a mejorar o a sanar en terapia

Llamamos resistencias en el proceso de una terapia a las conductas, pensamientos, actitudes... de la persona que está en proceso de trabajo interior dirigidas a obstaculizar o impedir el cambio, la mejora o la sanación. A pesar de que hay una parte o tendencia de la persona a sanar, parece surgir en algunas ocasiones, en algún momento de la terapia, otra parte o tendencia a mantener el síntoma, el trastorno o el hábito que trajo a la persona a consulta. En terapia las conocemos bastante bien y solemos trabajar con ellas, por lo que suelen ser manejables y finalmente superables, así que si topas con una de ellas no desistas, tienen sus razones para estar ahí y se pueden  comprender y transformar.
¿Por qué motivo aparecen? Suelen ser protecciones o corazas, y las razones de que estén ahí son variadas. Aquí voy a esbozar algunas de las más frecuentes que encontramos en consulta, o en cualquier otro proceso personal de cambio y transformación, por si os resultan interesante o de utilidad.  Vamos allá:


- Miedo al cambio. Tiene que ver con la tendencia natural de cualquier persona a mantenerse en los límites de lo conocido y lo que es fácil de anticipar. Es una orientación a mantener la inercia, a no tener que afrontar nuevas estructuras, eventos, relaciones, situaciones desconocidas... Es nuestra mente aplicando el dicho "más vale malo conocido que bueno por conocer". Ocurre con frecuencia por ejemplo en aquellas personas más rígidas al cambio y las novedades, a las que les cuestan lo nuevos comienzos o soltar sus viejas pautas o hábitos, y también en las excesivamente preocupadas por el futuro o que anticipan con frecuencia futuros y posibilidades negativas. Aunque el problema o síntoma causa malestar, al menos es algo conocido, ya se saben sus consecuencias, y no suponen aprender ni probar algo nuevo y desconocido, y reducirlo o eliminarlo supone entrar en una nueva manera de vivir, de estar o de comportarse que puede resultar amenazante por ser desconocida. Para trabajar esta resistencia se puede por ejemplo instaurar el cambio progresivamente, dotar a la persona de recursos para manejar la nueva situación y que pase a ser algo conocido y más controlable, trabajar como objetivo terapéutico con el miedo al cambio...

- Miedo a perder la identidad, al vacío. Es otra de las causas frecuentes: la persona se ha identificado prácticamente toda su vida con el síntoma o problema, e inconscientemente teme que si se le "quita" o reduce, dejará de ser ella misma, o bien se encontrará ante un vacío personal que puede resultar amenazante. Por ejemplo, alguien que siempre ha sido tímido e inseguro, puede que sea incapaz de pensar en sí mismo como alguien seguro de sí y sociable, es como si esa persona no pudiera ser él, porque él nunca se ha identificado con esas características: quizá desde su infancia ha dividido el mundo entre inseguros/seguros, y él siempre perteneció al primer grupo. No le es posible imaginarse realmente parte del otro... entonces quitarle de su "grupo" o su característica, supone dejarle en un vacío, en una falta de identidad.. ¿Si no soy tímido e inseguro, ni puedo ser seguro... ¿Qué soy? Todo ello a niveles no conscientes. En terapia puede simplemente manifestarse como una resistencia, un bloqueo, un no ser capaz de avanzar más allá de un punto. También es algo que se puede trabajar y mejorar, quizás ayudando a la persona a formar su nueva autoimagen de una manera progresiva, segura y aceptable para ella,  o indagando en el origen de esa identificación con el síntoma y reformulándola.

- Temor al dolor emocional. Ocurre cuando durante el proceso la persona teme adentrarse en el sufrimiento, en recuerdos dolorosos, en culpas sobre cosas del pasado... Entonces puede que se cierre y experimente un bloqueo a avanzar en la terapia. Es un miedo humano y comprensible,  ya que de manera natural tod@s deseamos evitar el dolor físico o emocional. El caso es que el dolor ya está presente, en forma de síntoma o malestar que trae a la persona a terapia. Cierto que en algunas ocasiones es necesario recordar algo pasado, o confrontar temas espinosos y dolorosos, pero será de manera terapéutica, acompañad@ por la terapeuta, y de forma que le sea al/la paciente manejable y asumible. Es necesario en algunas ocasiones encarar este dolor momentáneo para eliminar y sanar el dolor y malestar soterrado permanente que causa el problema o trauma. En este caso, se pueden desarrollar las fortalezas de la persona de cara a poder manejar y superar cualquier tema doloroso o que cause malestar a la persona, y respetar siempre sus tiempos y su nivel de afrontamiento, es decir, ir a su ritmo, y solamente afrontar esos temas cuando es estrictamente necesario para avanzar en terapia. 

- Deseo de mantener las ganancias o beneficios secundarios. Frecuentemente el síntoma o problema proporciona una serie de ventajas o ganancias conscientes o inconscientes. No quiere decir que la persona haya necesariamente desarrollado el problema para obtenerlas, sino que han aparecido de manera natural tras aparecer el síntoma, y puede que exista una resistencia a renunciar a ellas. Por ejemplo, alguien que cuando tiene mucha ansiedad recibe atención y cuidados, o bien evita así afrontar algo que le desagrada (trabajos u obligaciones, compromisos a los que no sabe decir que no...)... podría en un momento dado desarrollar un bloqueo a avanzar en la terapia derivado del miedo soterrado a no poder obtener estos beneficios de otra manera. En este caso se podría por ejemplo desarrollar la capacidad de esta persona para obtener estos beneficios de maneras más sanas y naturales ( desarrollar la asertividad, expresar necesidades propias, aprender a decir que no sin culpas...), para que de este modo la resistencia perdiera utilidad y el proceso de cambio siga su curso.

- Pactos y lealtades invisibles. Otra de las causas son las lealtades familiares, los pactos no conscientes con personas significativas normalmente de la familia. Un ejemplo es una mujer incapaz de disfrutar de la vida, que encuentre un bloqueo al trabajar ésto en terapia, descubriendo al profundizar en ello que es una lealtad oculta hacia su madre, que tuvo una vida dura y de fatigosos trabajos, sin poder nunca disfrutarla, y que además transmitiera mensajes tipo: "la vida es un valle de lágrimas", "estamos aquí para sufrir"... Inconscientemente y como un pacto o lealtad hacia ella, esta hija puede asumir ese legado identificándose con ella subconscientemente. Mantener esa característica dentro es una manera quizá de "ayudar" a su madre a compartir la carga, o bien una forma de sentirse más unida a ella, de "llevarla dentro", fortaleciendo una lealtad invisible hacia ella. En estos casos se trabajan los pactos y lealtades en su origen, para comprenderlos y solucionarlos mediante por ejemplo ejercicios o técnicas del perdón, de sanación del árbol genealógico, de gratitud y liberación de lazos invisibles...

- El síntoma o problema está cumpliendo la función de auto castigo o penitencia. Es otro de los motivos por los que aparece una resistencia a sanar: la ansiedad, la tristeza, la culpa, la incapacidad de ser feliz... está siendo a veces una manera de auto castigarnos o cumplir una penitencia perpetua por alguna falta real o imaginaria que creemos que hemos cometido, o que nos han dicho que hemos cumplido. Por ejemplo, alguien a quien su padre o madre culpe de haberla hecho infeliz, de no haber podido cumplir sus sueños por cuidarle... directa o indirectamente, puede desarrollar una parte interna que tenga que castigarle, pues cree firmemente que ha cometido una falta muy grave, y cree necesario recibir un castigo por ello. En este caso se podría ir al origen de este mecanismo para entenderlo a nivel profundo y poder reestructurarlo.



Marta Rodríguez Álvarez
Rúa Círculo das Artes, 18
LUGO
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