Querida Niña Buena... Querida Niña Mala....

Estos dos textos son de Myriam Moya Tena, de su página www.enminusculas.com.
Igualmente válidos para Niños Buenos y Niños Malos.

Querida Niña Buena:

Hija mía, tú no necesitas ser una “niña buena"...

Hija mía, tú no necesitas ser una “niña buena”, porque los niños son niños, no son buenos ni malos, y desde que naciste sé que eres mágica e irrepetible, como cada niño/a que nace… tú solo tienes que ser tú. 

Sé que para ti no existen las palabras “bueno” y “malo”, ni siquiera las expresiones “portarse bien” o “portarse mal”. Sé que eso no lo vas a aprender en casa, pero estás escolarizada y te relacionas con gente de muchos tipos, por lo que esa visión “blanco o negro” del mundo -que tanto nos gusta a los adultos- algún día te llegará.

Necesitas saber (ya te lo vamos explicando) que cada persona actúa en cada momento lo mejor que puede, que todos tus actos son tuyos, que tienes derecho a enfadarte, a estar triste, a estar contenta, nerviosa, a tener miedo, a ser feliz… pues todas tus emociones son válidas y te ayudan a avanzar en tu camino. Tu padre y yo estaremos gustosamente a tu lado para acompañarte cada vez que nos necesites. 

Hija mía, tú me has enseñado a vivir mis emociones (también las negativas) y, sobre todo, a desprenderme de ellas, a no apegarme… sigue así. Vive las tuyas como has hecho siempre y déjalas ir. Que el centro de tu vida seas tú y no los demás (ni siquiera yo o papá) porque cuando una está centrada, la armonía y la empatía imperan. Tú nos lo demuestras día a día. 

Gracias, hija, por tus días revueltos, que nos sirven de espejo a ambos; gracias por hacernos crecer como familia; por tu enorme manejo de las emociones a pesar de tu corta edad, por tu sabiduría en el conflicto, por tanto amor incondicional, por tanta paz. 

Yo fui una “niña buena” y como madre te libero de tener que serlo porque no es sano. 

Ser una niña buena significa ceder parte del control de tu vida a los demás; intentar agradar a las personas que más quieres, de manera inconsciente, a costa del propio dolor o de la injusticia; obedecer a los mayores (padres, profesores etc) dejando a un lado tus propios deseos; no permitirte el enfado, ni la rabia. 

Ser una niña buena significa caer en el rol de ser demasiado madura para tu edad y perderte parte de tu infancia. Significa tender a la perfección y a la excelencia, una trampa del mundo de los adultos para cortar las alas. 

Hija mía, ser una niña buena significa (a veces) por desgracia enfermar. Enfermar para escapar de la presión de un mundo familiar y escolar que limita la propia creatividad, la libertad y el juego de experimentación de la vida, que pone en una jaula los propios deseos y algunas emociones, bajo el disfraz de que es por tu propio bien. 

Yo fui una niña buena que sobrevivió (hoy puedo decir que soy una adulta desobediente y creativa) pero sufrí un buen rato en el camino.

Yo fui una niña buena que supo acompañarse de buenos terapeutas y crecer.

Como madre, yo te libero de todo ello:

te libero del chantaje emocional que no te estamos enseñando, 

te libero de algo que tú desconoces: los premios y los castigos, que por desgracia rigen una parte del mundo y del sistema educativo tradicional. 

te libero del “si (no) haces eso me enfado, me voy o no te quiero”. 

te libero del "porque lo digo yo" o del "porque soy tu padre/madre"

te libero de la necesidad de actuar para agradar a los demás, incluidas yo misma  o papá. 

Y hablaré (y discutiré sobre ello) con quién haga falta: educadores, profesores, conocidos, familia… y siempre me tendrás de tu lado, porque lo único que quiero y a lo que aspiro es a que seas feliz… 



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Querida "niña mala",

tan falta y a la vez tan repleta de Amor,
tú que nos acompañas a tod@s en nuestro camino,
tú que nos sirves de espejo,
tú que tienes a veces la difícil tarea de sanar un conflicto familiar (y eso que por la edad no te toca),
tú que siempre eres comparada y sales perdiendo,
tú, la hermana eterna de la “niña buena” porque no te quedó otra opción,
tú que te reconoces en el grito, la rabia, la turbulencia, los golpes,
tú, la reina del ruido interior, aquella a la que no se le permite el silencio,
tú que te has ido cargando de piedras y tienes el valor de continuar caminando,
tú que reprimes, metida en tu rol, tantísimo dolor, que me dan ganas siempre de abrazarte,
tú que no puedes permitirte llorar,
tú que fuiste mi mejor amiga y no me defraudaste porque yo te veía,
tú que fuiste el gran amor de mi “niña buena”,
tú que pueblas mis aulas y no eres comprendida y aún así resistes,
tú que eres el “terror” y la “alegría” a partes iguales de los parques infantiles,
tú que guardas un cofre inmenso de amor como todas
y solo esperas que te abran la puerta…


Yo (como si fueras hija mía) te libero,

te libero de tu adjetivo que ya va siendo hora,
te libero de reconocerte en la rabia, la diferencia y la no armonía,
te libero de hacerte la dura y/o la valiente,
te libero del “eres la vergüenza de esta familia”
te libero del “mira, todos los niños se portan bien menos tú”
te libero del “tu hermana, tu prima, hace esto o aquello…”
te libero del “no se te puede sacar de casa” y del “eso no te lo he enseñado yo”
te libero del “con lo que yo he hecho por ti y así me pagas”,
te libero de un mundo en blanco y negro,
te libero de pedir perdón,
te libero del "glamour social" de tu rol al crecer, 
te arranco cada una de las corazas 
para que el dolor se vaya un rato de paseo y ya no vuelva,
te presto la atención que mereces,
te abro mis brazos sin condiciones,
te digo que te quiero como una madre,
te veo,
te doy las gracias por tu luz,
te doy gracias por existir,
te deseo la paz sin pedirte nada a cambio,
porque eres grande, mi niña,
y mereces crecer FELIZ  y LIBRE
que ya te toca.


Pd: Deseo de todo corazón que tus regalos de Reyes vengan sin coletillas de ningún tipo, sin condiciones, sin amenazas ni chantajes, que nadie se crea con derecho de convertir la magia en carbón, que te llegue mucho amor incondicional a raudales, porque te lo mereces. 
Pd2: Igualmente válido en masculino.

Myriam Moya Tena







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