Una mirada a la ansiedad y la evitación neurótica de la vida desde Jung y la psicología profunda
Cuando Carl Jung era un escolar de 12 años, fue empujado al suelo por otro niño, golpeándose la cabeza contra el pavimento y casi perdiendo el conocimiento. Al instante, aprovechó la oportunidad que le brindaba este ataque.
"En el momento de recibir el golpe me cruzó un pensamiento como un rayo: ¡Ahora no tendrás que ir más a la escuela! Estaba sólo semiinconsciente y permanecí tendido algunos instantes más de lo necesario, principalmente a causa del sentimiento de venganza contra mi pérfido agresor."
A partir de ese momento, Jung empezó a tener desmayos cada vez que volvía a clase o intentaba hacer los deberes. Durante seis meses, no asistió a la escuela. Sus padres, preocupados, consultaron a los médicos y lo enviaron a convalecer. Jung describió este periodo como “un picnic”. Sin embargo, por debajo de su vértigo, sentía que algo iba mal.
Malgastaba el tiempo en vagabundear, leer, coleccionar y jugar. Sin embargo, no me sentía con ello más feliz, sino que me daba cuenta, de modo vago, que huía de mí mismo.
Con el tiempo, Jung olvidó cómo surgió su enfermedad. Su condición de inválido se daba por supuesta, y no se cuestionaba ni se preocupaba por encontrar un remedio, hasta que tuvo una conversación que le hizo tomar conciencia.
En una ocasión, un amigo visitó a mi padre. Ambos se sentaron en el jardín y yo me escondí en un espeso matorral detrás de ellos, pues era de una curiosidad insaciable. Oí cómo el amigo preguntaba a mi padre: «¿Pues qué le pasa a tu hijo?» A lo que mi padre respondió: «Ay, es una desgraciada historia. Los médicos no saben qué es lo que le sucede. Creen que quizás sea epilepsia. Sería terrible si resultara algo incurable. Yo he perdido mis escasos ahorros y ¿qué sucederá con él si no puede ganarse la vida?».
Me sentí como alcanzado por un rayo. Era el choque con la realidad. «Es verdad, hay que trabajar», me cruzó la mente.
En ese momento, Jung se convirtió en un “niño serio”. Fue directamente al estudio de su padre y comenzó a trabajar intensamente en su gramática latina.
A los diez minutos me desmayé. Casi caí de la silla, pero transcurridos algunos minutos me sentí mejor, y proseguí en mi propósito. Había ya pasado aproximadamente un cuarto de hora cuando me vino el segundo mareo. Pasó como el anterior: «¡Y ahora tú vuelves al trabajo!» Persistí y al cabo de media hora llegó el tercero. Pero no cedí y trabajé todavía una hora más hasta que tuve la sensación de que los mareos estaban ya superados. De improviso me encontré mejor que todos los meses anteriores. De hecho, los ataques no se repitieron más y a partir de este momento trabajé todos los días en mi gramática y mis cuadernos escolares. Después de algunas semanas volví a la escuela y allí no experimenté mareo alguno. El encanto había desaparecido. Aquí aprendí lo que es una neurosis.
"Si la ansiedad es nuestra principal enfermedad, la evitación es su enfermera mimosa, siempre dispuesta a asegurarnos que no tenemos que arriesgarnos a enfrentarnos a lo que nos incomoda.
Cuando hacemos caso a nuestro miedo, nos mantenemos a salvo, pero también nos quedamos fuera de la vida. Jung nunca olvidó los peligros de la evasión.
Unos 25 años después de su período de rechazo escolar, Jung escribió lo siguiente:
La vida nos llama a la independencia, y quien no atiende esta llamada por pereza o timidez infantil se ve amenazado por la neurosis. Y una vez que ésta ha estallado, se convierte en una razón cada vez más válida para huir de la vida y permanecer para siempre en la atmósfera moralmente venenosa de la infancia.
Quien se enfrenta diariamente a la incertidumbre y al miedo, por muy mundano que sea el gesto, es heroico en el sentido psicológico. “Cada uno de nosotros tiene una cita con nosotros mismos, aunque la mayoría nunca se presenta a ella”, escribe el analista junguiano James Hollis. “Presentarse y enfrentarse a lo que sea que haya que afrontar en los abismos del miedo y la duda, esa es la tarea del héroe” "
De:
Lisa Marchiano.
Texto completo: https://carnaina.medium.com/lo-que-la-psicolog%C3%ADa-profunda-nos-puede-ense%C3%B1ar-sobre-la-cultura-del-victimismo-y-la-ansiedad-de-b8b3520d3516
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