Elegir entre libertad y seguridad
El ser humano tiene una tendencia natural a querer sentirse seguro y protegido. Y también tiene una tendencia natural a desear sentirse libre y autónomo. Nuestros antepasados han creado sistemas para garantizar la seguridad y la protección, como la formación de grupos humanos (aldeas, ciudades, comunidades...) que convivan bajo una serie de normas y reglas, contribuyan unos a otros a cubrir las distintas necesidades del grupo y se defiendan de amenazas externas. Así una persona se suele sentir mucho más protegida dentro de un grupo. La familia también es un grupo que da protección y seguridad a cambio de adaptarse al rol que se asigna y de cumplir las normas internas, así como la sociedad, la cultura o la religión cumplen un papel semejante. Eso está bien... hasta que esas normas chocan con la otra necesidad natural de las personas: la libertad, creatividad personal y la auto realización. Un grupo ideal tendría un equilibrio entre ambas necesidades, dando protección a sus miembros y permitiendo a su vez un grado de desarrollo individual adecuado. Pero es difícil de conseguir un equilibrio semejante, y que además fuera satisfactorio para todos los miembros y pudiera cubrir a la perfección las necesidades individuales de cada uno. Un grupo demasiado despreocupado, anárquico o libre puede no proporcionar la seguridad que la persona necesita, así como uno muy cerrado y lleno de miedos y desconfianza hacia lo externo va a tender a ser demasiado estricto y cuadriculado con sus miembros, exigiendo un nivel muy elevado de adaptación y limitando hasta la asfixia la libertad personal de cada miembro.
Y aquí nos encontramos con una antigua dicotomía en la historia del ser humano... ¿Libertad o Seguridad? ¿Es mejor ceder toda la seguridad en busca de la libertad total, o ceder toda la libertad a cambio de sentirse seguro y aceptado? Lo cierto es que no existe una respuesta estandarizada que sirva para todas las personas. Se trata de un camino individual, único. Depende entre otras cosas de la importancia que cada persona conceda a ambas necesidades, de lo cerrado o abierto que sea su sistema o grupo, de la capacidad de cambio que tengan la persona y el grupo, de los recursos y habilidades que posea la persona para adaptarse o para salirse de él...
Lo que sí es seguro, es que tu alma te avisará cuando te alejes demasiado de aquello que necesitas. Cuando te falte la libertad, probablemente sentirás cosas como presión, tristeza o ahogo (mental, emocional e incluso puede que físico). Si te falta la seguridad puede que notes ansiedad, vértigo, miedos o bloqueos a muchos niveles. Si ambas están en equilibrio, la sensación tiende a ser de calma y seguridad, acompañada por ganas de realizarte, ilusión por hacer cosas y por moverte hacia tus sueños y deseos... Haz caso a tus intuiciones y encuentra tu equilibrio propio, aquel que mantenga ambas necesidades cubiertas y te permita ser una persona segura y sentirte protegida, pudiendo a la vez realizar tu autonomía y desarrollar tus potenciales. Una pista: casi siempre pensamos que solo existen dos formas de hacerlo y que hay que sacrificar una de las dos necesidades, y a ella renunciamos... Los propios gobiernos y estados, los partidos políticos, las religiones.... también suelen fomentar esta dicotomía ¿total seguridad sin libertad o plena libertad sin seguridad? Y muchas veces nos vamos a encontrar este tipo de elecciones en la vida.
El dinero y un buen trabajo dan seguridad física y son necesarios. Si tienes dinero y un empleo que te gusta, esta necesidad debería estar cubierta. Pero, por ejemplo, trabajar demasiado, con demasiada tensión mental, o en algo que detestas, puede quitarte tiempo, salud y energía para ser libre y más feliz. Si esto ocurre... ¿dejo el empleo o continúo en él? Una relación de pareja te puede dar la seguridad y protección, pero si ya no funciona y es fuente de ansiedad e insatisfacción, ¿la dejo y pierdo esa seguridad o continúo y sigo perdiendo la libertad que ahora ansío?
Pero ¿realmente existen siempre tan solo dos formas de proceder? Muchas veces, existen muchas y variadas maneras de hacer las cosas. Lo importante es saber que hay maneras de conservar ambas necesidades y de cubrir las dos. En ocasiones, el trabajo personal lleva a encontrar en el interior lo que antes se buscaba fuera... por ejemplo, se deja de buscar la seguridad en una pareja, se encuentra la seguridad interior, y uno ya es libre de abandonar una relación que no funciona, cubriendo a la vez la necesidad de seguridad y la de libertad. Otras veces, la persona descubrirá que para sentirse libre no necesita irse a la India, sino que puede encontrar alguna forma de disfrutar de un sentimiento de libertad interior profundo y satisfactorio en el mismo salón de su casa... Otra persona puede descubrir cómo sentirse segura fuera del grupo que la oprimía, y puede decidir abandonarlo, poner distancia temporal con él, o permanecer dentro con una perspectiva diferente que le haga sentirse bien. Encontrar la solución a cada elección requiere algo de tiempo y trabajo de autodescubrimiento, claro. A veces hay que transformar las propias necesidades, o hay que ampliar los conceptos y perspectivas que teníamos de la situación o de nosotros mismos. Otras veces hay que tomar decisiones y actuar en consecuencia. En ocasiones habrá que soltar lo viejo y aventurarse en lo nuevo.
Hay muchas maneras, y cada persona encontrará las suyas, las que la hagan feliz en este momento vital, por ella misma, si desea emprender la tarea. En cada crisis y en cada dificultad, puede haber siempre encerrada una oportunidad de crecimiento y de aprendizaje.
Y aquí nos encontramos con una antigua dicotomía en la historia del ser humano... ¿Libertad o Seguridad? ¿Es mejor ceder toda la seguridad en busca de la libertad total, o ceder toda la libertad a cambio de sentirse seguro y aceptado? Lo cierto es que no existe una respuesta estandarizada que sirva para todas las personas. Se trata de un camino individual, único. Depende entre otras cosas de la importancia que cada persona conceda a ambas necesidades, de lo cerrado o abierto que sea su sistema o grupo, de la capacidad de cambio que tengan la persona y el grupo, de los recursos y habilidades que posea la persona para adaptarse o para salirse de él...
Lo que sí es seguro, es que tu alma te avisará cuando te alejes demasiado de aquello que necesitas. Cuando te falte la libertad, probablemente sentirás cosas como presión, tristeza o ahogo (mental, emocional e incluso puede que físico). Si te falta la seguridad puede que notes ansiedad, vértigo, miedos o bloqueos a muchos niveles. Si ambas están en equilibrio, la sensación tiende a ser de calma y seguridad, acompañada por ganas de realizarte, ilusión por hacer cosas y por moverte hacia tus sueños y deseos... Haz caso a tus intuiciones y encuentra tu equilibrio propio, aquel que mantenga ambas necesidades cubiertas y te permita ser una persona segura y sentirte protegida, pudiendo a la vez realizar tu autonomía y desarrollar tus potenciales. Una pista: casi siempre pensamos que solo existen dos formas de hacerlo y que hay que sacrificar una de las dos necesidades, y a ella renunciamos... Los propios gobiernos y estados, los partidos políticos, las religiones.... también suelen fomentar esta dicotomía ¿total seguridad sin libertad o plena libertad sin seguridad? Y muchas veces nos vamos a encontrar este tipo de elecciones en la vida.
El dinero y un buen trabajo dan seguridad física y son necesarios. Si tienes dinero y un empleo que te gusta, esta necesidad debería estar cubierta. Pero, por ejemplo, trabajar demasiado, con demasiada tensión mental, o en algo que detestas, puede quitarte tiempo, salud y energía para ser libre y más feliz. Si esto ocurre... ¿dejo el empleo o continúo en él? Una relación de pareja te puede dar la seguridad y protección, pero si ya no funciona y es fuente de ansiedad e insatisfacción, ¿la dejo y pierdo esa seguridad o continúo y sigo perdiendo la libertad que ahora ansío?
Pero ¿realmente existen siempre tan solo dos formas de proceder? Muchas veces, existen muchas y variadas maneras de hacer las cosas. Lo importante es saber que hay maneras de conservar ambas necesidades y de cubrir las dos. En ocasiones, el trabajo personal lleva a encontrar en el interior lo que antes se buscaba fuera... por ejemplo, se deja de buscar la seguridad en una pareja, se encuentra la seguridad interior, y uno ya es libre de abandonar una relación que no funciona, cubriendo a la vez la necesidad de seguridad y la de libertad. Otras veces, la persona descubrirá que para sentirse libre no necesita irse a la India, sino que puede encontrar alguna forma de disfrutar de un sentimiento de libertad interior profundo y satisfactorio en el mismo salón de su casa... Otra persona puede descubrir cómo sentirse segura fuera del grupo que la oprimía, y puede decidir abandonarlo, poner distancia temporal con él, o permanecer dentro con una perspectiva diferente que le haga sentirse bien. Encontrar la solución a cada elección requiere algo de tiempo y trabajo de autodescubrimiento, claro. A veces hay que transformar las propias necesidades, o hay que ampliar los conceptos y perspectivas que teníamos de la situación o de nosotros mismos. Otras veces hay que tomar decisiones y actuar en consecuencia. En ocasiones habrá que soltar lo viejo y aventurarse en lo nuevo.
Hay muchas maneras, y cada persona encontrará las suyas, las que la hagan feliz en este momento vital, por ella misma, si desea emprender la tarea. En cada crisis y en cada dificultad, puede haber siempre encerrada una oportunidad de crecimiento y de aprendizaje.
Marta Rodríguez Álvarez
Rúa Círculo das Artes, nº 18.
-Lugo-
Tlf. 633 421 884
marta25@gmail.com
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