El sentimiento de miedo: un ejercicio de visualización para reducir una emoción paralizante.

El miedo es una emoción que aparece para indicarnos que estamos ante una situación que no creemos ser capaces de superar o afrontar con éxito. Es decir, que creemos que nuestros recursos y habilidades no nos van a permitir salir airosos de una circunstancia concreta. Puede tratarse de una percepción equivocada, y quizás sí tengamos esos recursos personales, o puede que carezcamos de ellos por el momento, pero en cualquier caso, una emoción de miedo demasiado intensa nos va a provocar tal ansiedad y parálisis, que no difícilmente seremos capaces de prepararnos y sobrellevar la situación con calma y eficacia.

Un buen ejercicio, fácil y sorprendentemente potente para acercarnos al miedo y comprenderlo, puede ser el siguiente:
Busca un lugar confortable y en el que puedas estar tranquilo/a durante unos 15-20 minutos. Cierra los ojos, relájate con una música suave, contando de 20 a 1, o imaginándote en un lugar agradable para ti, y cuando te sientas sereno/a y con una buena concentración, empieza a formar en tu mente una imagen de tu miedo, de tu propia persona muerta de miedo: temblorosa, llorando, encogida en una esquina... de cualquier forma que te surja esa imagen, y en una situación en la que sientas miedo realmente.

A continuación visualiza a otra parte de ti: la parte segura, confiada y serena que posees, y haz que se acerque a la parte miedosa. Párate y siente las emociones que te provoca ver a la parte miedosa: pena, asco, indiferencia... toma el tiempo que quieras en analizar y descubrir estas emociones, y haz que tu yo valiente le transmita esas emociones que sientes al yo con miedo. Luego, deja que tome la palabra la parte miedosa: que explique por qué tiene miedo, desde cuando, qué siente ante esa situación, qué síntomas físicos le causa el pánico...

Continua el tiempo que haga falta, con mucha calma y atención, concienzudamente, poniéndoles voz y sentimientos a ambas partes de ti, buscando comprenderse una a otra. Te resultará seguramente muy esclarecedor, accederás a informaciones de tí mismo/a que desconoces y te ayudará a comprender y superar en gran parte tu miedo y tu inseguridad.

Para terminar, consigue un acuerdo entre ambas: por ejemplo, que la parte segura no critique a la parte miedosa cuando esta empiece a sentir miedo en un futuro, si no que se vuelva su animador personal, y la apoye, comprenda y anime cuando empiece a sufrir terror para darle confianza y suprimir el miedo. O que el yo miedoso vaya siempre acompañada del yo valiente para que ésta le infunda confianza y tranquilidad en un futuro... Cuando hayas obtenido un buen acuerdo, pueden ambas partes firmar un papel, abrazarse, darse la mano... y con calma y poco a poco, puedes abandonar la relajación y abrir los ojos. Este tipo de pactos internos con uno mismo suelen ser muy simbólicos y potentes. Puedes repetirlo las veces que quieras, y cuánto más lo hagas, mejores resultados obtendrás. 

Cuanto más profundamente comprendas tus miedos y temores, menos amenazantes te resultarán, hasta ir desapareciendo poco a poco, a medida que reconoces tus habilidades internas y te familiarizas con la emoción y sus causas. Ten en cuenta que estas imágenes son representaciones de tus propias emociones, al hacer este ejercicio estás consiguiendo acceder a tu parte profunda, a tu interior emocional, y encontrarás las respuestas y soluciones que necesitas si eres constante y concienzudo/a al hacerlo.


Una variante de este ejercicio puede ser visualizar a tu miedo, en lugar de como a tí mismo/a, con forma de un animal, un monstruo, un fantasma, una caricatura... o lo que primero se te venga a la mente. Y actuar de manera parecida: acercarte a él, observar qué sensaciones y pensamientos te provoca, ver cómo está (postura, actitud, gestos...), ponerte a hablar con él, que él te responda... hasta llegar a comprenderlo y llegar a un acuerdo o pacto con él.

Más adelante, cuando aparezca el miedo al estar en tu vida real ante esas situaciones ansiógenas que has visualizado en el ejercicio, podrás imaginarte a tus dos yoes y dejar que actúen en tu mente como hayáis pactado. Este anclaje te ayudará a relajarte y  a poner en perspectiva tus miedos, y te recordará que siempre cuentas en tu interior con recursos y habilidades para relajarte, tomar el control de las situaciones y hacer frente a cualquier problema o evento, contactando en cualquier momento y lugar con tu fuente interior de serenidad y recursos.




"Atrévete a hacer con miedo lo que antes no hacías por miedo."


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